No se conoce exactamente cuál es la causa de estos fatídicos encallamientos. Puede que un individuo sea viejo, esté enfermo o herido y no tenga fuerza para nadar a contracorriente, siendo arrastrado hacia la costa. En otros casos, la culpa es directa o indirectamente de los humanos. El uso de sonares en diferentes ejercicios navales interviene en la comunicación de los cetáceos confundiéndolos, estresándolos o hiriéndoles. En alguna ocasión se han encontrado hemorragias en los oídos de ballenas muertas tras el uso de sonares militares de alta potencia. A largo plazo, el cambio en las condiciones ambientales, como las fluctuaciones de temperatura, la disminución de fuentes de comida o la aparición de contaminantes en el agua pueden modificar su comportamiento llevando a estos mamíferos hacia una playa sin retorno